De cincuenta muñecas en la colección, algunas decapitadas, otras recién salidas de "La Peluquería", lo que significaba siempre un corte desastroso de un pelo que jamás crecería.
De esas decenas de Barbies es donde surge el problema; cuando para ellas teníamos un solo Ken.
¡Uno solo para todas!
Aceptábamos entonces, inconscientemente, ir todas tras el mismo, meternos con el mismo, perdonar cien mil veces a ese mismo y además en vez de culparlo a él eran las muñecas las que se tiraban de las mechas, peleándose, que la ley del hielo y teniendo Kellys sin padre reconocido.
Si me hubieran comprado más Ken, no aceptaría lo que hoy encuentro algo natural.
21 de octubre de 2008, 10:29