Día de Invierno

¿Por qué todos se deprimen con la lluvia?

Cuando llueve, duermo mejor.
Cuando llueve se limpia el aire rancio de Santiago.
Las mañanas después de llover, son los más lindos primeros medios días del año.
La cordillera se llena de nieve, no es necesario decir que eso es hermoso.

Caminar debajo de la lluvia es como si te limpiaran el alma.
Todos los verdes se ven más verdes, y todos los naranjos se ve más naranjos, una linda manera de resaltar los colores del invierno.

Los niños juegan a salrar en las pozas.
Las cocinas se llenan de olores ricos, de sopaipillas calientes y de sopas caceras.
Nada es más bienvenido de comer que en un día lluvioso.
Ni hablar del chocolate caliente.

Las casas están más cariñosas y el conducto natural es que todos quieran llegar más temprano a regalonear.

Sí... bueno no todos. Hay gente que sufre. Deprimámonos por ellos. Pero no porque el día llueve, sino porque hay gente que se moja y no tiene cómo secarse...
Aún así, la lluvia no deprime, lo que deprime es la realidad.

Sabotaje

Mirenme aquí estoy.
Borrando las cicatrices. Me dieron una crema cicatrizante para borrar la que tengo en el cuello por la operación de hace un año y medio. Pero ¿para qué más podría servir esa crema?

Me he dado cuenta.

Sabotaje.

Saboteandome a mí misma. ¿Qué estúpida no?
Alguna vez dije que escribiría un libro.
De mi estupidéz quizás.

Tengo amigas a las que les hice daño. Y ya no son mis amigas.
Pero no quiero perder a nadie más por el poco respeto que me tengo a mi misma.
No quiero perderme a mí.
No quiero hacerme sufrir a propósito.

¿Me lo merezco?
Merezco las cosas buenas que tengo, y las malas hay que arreglarlas.

Borré todo.
Quiero borrar las marcas, perdonar mis culpas. Querer mi corazón y poder amar plenamente.