Se reunió toda la familia, personas que pocas veces al año nos vemos.
Yo había abrazado a algunos cuantos, hace años... Pero ese día fue como si nos viésemos desde siempre. Ni siquiera noté lo grande y pailones que están mis primos, la cagó que grandes. Vestidos de terno negro se veían como mafiosos, sobretodo porque bajábamos por el ascensor a escondidas pa´ poder fumarnos un cigarro tranquilos.
Seguramente ella debe haberse puesto contenta, le gustaba harto que nos juntáramos, que conversáramos y por sobretodo no dejarla solita. La acompañamos bastante esos días.
Igual fue fuerte, verla ahí acostada, con una foto del Tana en el pecho y una cruz de madera, que había comprado justamente para esa ocasión, sostenda entre sus manos heladas, como siempre.
Y por más contenta que estuviera ella, y por más tranquila que me encontrara yo, no pude detener las lágrimas que se me caían mientras la bajaban, mientras veía a mi Lala llorar, mientras veía como mi Tata que no es ni católico escuchaba al Padre cuando golpeaba la mesa y decía "Ella, es SU MADRE, SU ABUELA... su Bisabuela...", "Ella, Carmen, creía en Dios, y se va con él hoy, hoy Carmen te vas en paz".
Sí, seguramente se fue contenta después de desayunar aquel día con nosotros.
Ese día tomamos once solos.
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25 de marzo de 2009, 18:06
the real me hiciste senti menos desgraciada.
y bueno, con respecto a este post, ya lo había leído y realmente no sé que se puede decir acerca de ello sin que suene cliche y mamón. solo decir que mi (T) siempre está prendio.