¿Cómo no se aburre?
O sea, pasa todo el día ahí, mirando como todos giran a su alrededor y viven en función de él, los mismos de siempre. A uno que otro le ha quitado importancia, por no merecer de su espacio, de su sistema de vida, de sus reglas.
Es rutinario, de todas formas tiene demasiada fuerza de atracción. Todos caemos en la tentación de observarlo, de reojo, porque al hacerlo fijamente por mucho rato nos ponemos colorados.
Es apasionado, o por lo menos da abrazos calurosos, me suda la frente y algunas cosas más por su culpa. También me desespera y me ha sacado de quicio en más de una ocasión. Pero nunca, nunca jamás, me había hartado de sentirlo cerca, aunque fuera por un poquito cada día. Hasta hace poco que me cansé, o rendí.
Se vuelve un poco adictivo quizás, una obsesión constante, podría no tenerlo, y pasarlo bien de todas formas, vivir sin él, pero ¡maldición!, se extraña demasiado su presencia, su calor, su constancia, su fuerza.
A pesar de todo lo que lo necesito, lo odio.
En el verano se pone muy fresco, las toca a todas, ¡enteras!, a algunas más que a mi. Lo cuál me parece injusto, tanto tiempo que dedico haciéndole compañía por las tardes, para que me cambie por el primer colalés de la playa.
Igual, aunque lo extrañe, lo he ignorado por los últimos diez días, dejando que no me afecte, intentando disfrutar de su presencia, pero sin acercarme, sin que me importe con quienes está ahora.
Ya te miré. Miré al sol y me cegué, ahora miro la luna.
Sí, su simple reflejo, su fantasma, la huella de si mismo, la que deja todas las noches. Pero abro la ventana para que entre y dejo las cortinas media abiertas para que me vea cuando quiera regresa.
Aunque, a decir verdad, es grato pasar más tiempo debajo de un árbol tomando jugo de frutilla que sufriendo por su capacidad de absorción. Tanto calor seca hasta las lágrimas.
Pd: Tengan cuidado, usen factor 60 si es necesario, igual en verano, él volverá a no tener piedad.
De ojos verdes y un metro sesenta y cuatro más o menos.
Ingeniera.
Bella sonrisa.
Dulce, malgenio,
feliz, tranquila,
pacífica, ruda con las palabras y suspicaz.
Es madre e hija ejemplar a la vez.
Coeficiente intelectual elevado. Bastante.
De pocos amigos.
Celosa, aunque en silencio. De tal palo tal astilla, una de sus hijas es igual.
Risueña, y menos mal, porque tiene una sonrisa que irradia amor, alegría y confianza, de un chiste a la vez.
Buena con los trabajos manuales, es su pasión escondida. He aquí el pequeño sesgo de frustración, haber sido arquitecta.
Fuerte, fuerte y fuerte. Decirlo una sola vez no habría bastado.
Ella, mi mamá.
- No me acuesto sin cerrar las puertas del closet
- No me voy a la cama sin quitarme el maquillaje (si es que me puse)
- No puedo dormir con jeans
- No puedo dormir tranquila si no tengo una almohada en mi cabeza y un cojín para abrazar.
- No paso la noche sin, en algún momento, sacar mi pie entre las sábanas, dejarlo colgar y, a veces, moverlo nerviosamente.
- No puedo evitar pensar en demasiadas cosas mientras miro al vacío con mi cabeza en la almohada. Es como si despertaran todas mis neuronas cuando mi cuerpo sólo quiere dormir.
- No puedo comenzar a hundirme en mis sueños sin antes soñar despierta.
- No me voy a la cama sin antes revisar mi mail.
- No puedo meterme a la cama sin antes tirar al suelo todo lo que haya sobre ésta.
- No me quedo dormida sin antes ver los rayos de luz que pasan por entre las cortinas y se dibujan en mi techo.
- No puedo cerrar los ojos sin antes haber notado que la luz de la calle se prende y se apaga a su placer.
- No puedo acostarme sin estar convencida que perdí el tiempo haciendo cosas innesesarias y demasiado tarde.
Llega un punto en la historia en que las cosas que parecían imprescindibles, no se utilizan más.
Cuando esto ocurre, es porque sencillamente dejaron de ser necesarias.
Tomé el cuadernito, arranqué dos hojas y las tiré a la basura como si nada.
Mientras nadie me veía, las leí. Recordé el momento en que pasé el lápiz por ellas, y ya no me importó.
Si ya les dije antes. Decidí dejar de correr, ahora camino.
Lo mejor es que camino con un vestido floreado y unas patas negras y sonrio más que nunca.
Correr
correr
correr y
correr.
Así he andando el último tiempo, casi mi vida entera la verdad.
Floja como siempre, pero huyendo.
¿De qué?
No tengo idea, pero yo no más corro.
Ya no.
Me quedé y lo mejor de todo fue que me gustó.
Desde ahora en adelante me quedo, pero hare todo lo posible por irme.
pd1: Quiero vivir en una isla tropical ¡AHORA!
pd2: con internet
Una guitarra que grita en los oídos.
El escenario, las luces y el público.
"Sí, el increíble público que se mueve al compás de mis dedos en las cuerdas.
El ritmo.
So long, it was so long ago, but I've still got the blues for you...
Suave...
Casi logro ver a la distancia las luciérnagas de fuego que sostienen ellos entre las manos. Aún se mueven de izquierda a derecha.
Cantan el coro.
Estoy casi gritando, les grito con pasión, con el calor de la música.
Toco el solo.
So long, it was so long ago...
Mi compañera, mi amante, mi verdugo, mi perdón.
Mi odio, mi ira, mi pasión.
Mi único amor, mi abrazo, mi paz.
Entre los aplausos del público abro los ojos; pasé de un concierto de rock a una presentación mediocre en un mall.
Escogí un traje que me quedara grande para no sentir la maldita presión social en mi cuello"
Lleva traje, zapatos y no corbata.
Yo no lo he visto sobre su moto, ni con polera negra ni con un pañuelo en la cabeza, tampoco tengo claro que talla serán sus bototos gruesos; no, pues no lo he visto así; aunque así lo veo ahora.
- Papá, ¿cómo se llama la canción?
- Still got the blues de Gary Moore.
Hay veces en que las cosas se escapan de las manos.
Muchas cosas...
Cosas como la culpa, cuando no tiene culpables.
Cosas como el daño, cuando no tiene victimario.
Cosas como la muerte... como el fin.
Molesta no saber que decir ¿cierto?.
Me molesta demasiado no entender.
- Mamá sabi que me corté el dedo, y parece que se me infectó. ¿Hay alcohol?
- No
- ¿qué hago?
- ¿Te lo corto? ¿O esperamos a que te de gangrena?
Siempre ha sido así y yo sólo me río. Bueno no me reí cuando me diagnosticaron Mononucleosis y estuve dos semanas en cama.
Honestamente en el justo momento me dio lo mismo, estaba muy chica, no sabía que si te enfermas muy grande de mononucleosis te puedes hasta morir.
Miento, igual me da risa; a nadie le da la "enfermedad del beso" a los 12.
Como sea, si mi Madre de verdad me hubiera cortado todo lo que me duele,hace tiempo ya que no quedaría nada de mí.
Por otro lado le agradezco.
Agradezco no tener que gritar "Mamá" cada vez que sangro.
Agradezco no pedir ayuda llorando.
Agradezco tener carácter, para su desgracia más fuerte que el de ella.
Agradezco que no me convertiré en esas madres que corren a socorrer a sus "bebés" apenas hace pío.
¡Qué insoportable!
Déjenlos tocar el piso con la nariz, escalar árboles, comer tierra, irse de la casa a vivir con los amigos o la polola o simplemente que la caguen y la recaguen.
Total, en algún momento tienen, tenemos mejor dicho, que dejar de tropezar con la misma piedra.
Agradezco haber aprendido a dar las gracias por esto.
Mi Má lleva días estudiando. Pasa pegada al computador leyendo cosas y haciendo pruebas de tres horas en línea.
Le hice un comentario a mi hermana, es más chica, entre medio en broma y molestando a mi vieja.
- ¿Sabi qué? La Mamá se va a volver loca.
Me responde con la mayor naturalidad del mundo y mirándome a la cara como pensando "¡aaay! Naty que eres tonta como no te habías dado cuenta"
- Ya es...
Lo mejor del domingo es que no me tengo que poner ni zapatos, ni sostenes.