Credo

Es cursi, sí, es cursi y suena cursi porque después de todo, yo soy una cursi cualquiera.
Pero no tan cualquiera para ti.
Ahí esta la diferencia.
Cómo creíste que hablaba de otro, cómo podría... No, no ahora, para qué. Sí... podría de lindos recuerdos o malos, por qué no, si de esos no me faltan. Pero denominarlo a ese aquel como la mano que rescata a Frodo del pozo, nunca. No podría ser alguien más que yo.
Yo soy la única persona que me puede salvar. Porque sólo necesito volver a querer que las cosas funcionen. Querer de querer algo, no de querer amando. Además que ya te quiero lo suficiente como para no equivocarme más. Lo sé.

No me acuerdo que fue lo que dije, la razón por la que abrí el blog. No te había dicho pero hago eso muy a menudo, publicar algo que dije en algún momento como una reflexión pura e inmediata, porque me gusta eso de mi, esa frescura metafórica al peo.
Aunque tú no me entiendas cuando hablo así. Pronto deberías entender.

Sí, está en "creer". Esa es la magia de la vida, una persona que no cree no puede estar viva. Eso me dijo mi Tata, o algo así, a eso se refería claro, a que no puede haber una persona tan tan tan agnóstica que "no crea", por lo menos cree en él mismo. ¿No?

Me pasó antes, sí. Una vez quise tanto que perdoné todo, y ya está perdonado. Nunca voy a odiar a alguien a quién quise. Nunca, es una promesa de por vida. Odiar es malo, pésimo, prefiero sufrir que odiar o guardar rencor, no importa lo que sea... no hay que odiar, el alma no está echa para odiar, así la matas. Te mueres.

Pero es diferente ahora porque "creo en nosotros". Esa es la diferencia, nunca antes había creído en un nosotros, con nadie había hecho un esfuerzo para que funcionara. He querido, sí. Cómo es que quise... Mucho fue lo que quise y no me arrepiento, porque sin esa cualidad de poder querer hasta el infinito no podría haber querido a nadie más después de un fracaso como ese. Querer a alguien más me ayudó, finalmente, a creer en otro. En ti.

"Querer, es poder". Ahora entiendo. Querer a alguien te da el poder para creer en él o querer que las cosas funcionen es hacer que todo salga como debe salir. Los dos pensamos igual y por eso estamos aquí. Dudamos, no por dudar, sino por miedo. Ya no tenemos miedo. Yo no. Por eso funcionó.

Yo creo.

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